Cuando quise empezar a hablar (para protestar, claro está) ya estaba todo decidido: la Constitución, la Monarquía, la sucesión de la Corona, la elección de nuestro Jefe de Estado,… Y yo, la verdad, me quedé con ganas de opinar. Y al igual que yo, toda mi generación y las posteriores, que han acatado un modelo de Estado y un Jefe elegido a dedo. Y hemos tragado con eso sin que nadie nos preguntase si nos parecía bien.
Por eso ahora grito ¡Viva la República!
Por eso ahora grito ¡Viva la República!
Y lo grito más alto que Juan Carlos, cuando gritó aquello de “¡¡¿Por qué no te callas?!!”.
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