Es demasiado habitual ver cómo los asesinatos machistas de mujeres saltan a los periódicos o los telediarios con un tratamiento informativo denigrante: términos como "violencia doméstica" o, incluso, "crimen pasional", siguen siendo las etiquetas con las que se presentan, por supuesto en secciones de sucesos y con datos de lo más morboso, estos casos. Y cómo va a faltar en ese "todo vale" informativo la "rigurosísima" declaración del vecino del quinto, que siempre viene a afirmar que el hombre "era un tipo algo distante, pero educado, atento y buen convecino". En otras noticias de cualquier índole se busca siempre la opinión de un experto o experta en la materia concreta, o por lo menos de testigos realmente directos de los hechos. Pero parece que hablar de "violencia familiar" -otra de las chirriantes etiquetas- puede hacerlo cualquiera, o no merece una valoración cualificada. Y, por si esto fuera poco, en la mayoría de los casos salen asociadas indirectamente "causas" con que se trata de explicar lo sucedido: si no la ha matado "por celos", lo ha hecho "por los efectos del alcohol", etcétera.
Por eso, es de agradecer la iniciativa del diario Público, anunciada hace unos días: han elaborado un decálogo para informar de violencia de género (que es así como se llama, a ver si nos enteramos) desde el rigor, el respeto y el compromiso con la erradicación del feminicidio que ya supone, en lo que llevamos de año, 11 muertes en nuestro país. Este código autorregulario debería incorporarse al libro de estilo de cualquier redacción de cualquier medio de comunicación, y desde luego merece todo reconocimiento aunque sea una pena que haya tenido que ser un medio de comunicación privado -paradojas de su nombre- el que haya dado este paso, mientras que en programas de TVE o Telemadrid todavía se ven demasiadas noticias con el tono y el enfoque que describía un párrafo más arriba.
Me sumo por tanto a las felicitaciones hechas desde el movimiento feminista a la iniciativa, sin dejar de recordar que acabar con esto es una cuestión en la que, o nos implicamos todos y todas creyéndonoslo, o va a ser imposible.
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25 enero 2008
23 enero 2008
...Lo que tenía que pasar...
Anda la cosa revuelta con el tema bursátil, y tan pronto aparece Solbes aflojándose el cuello de la camisa como Manuel Pizarro frotándose las manos. No parece que a nadie le importe más allá de por razones electorales, y nadie parece tampoco querer ponerse a analizar con rigor lo que está pasando. Bueno, nadie no. Siempre hay excepciones que agradecemos quienes no estamos muy entradas en materias económicas:
Lo dice Juan Torres López, en un artículo publicado por ATTAC.
Antes, los bancos se dedicaban preferentemente a recoger los recursos de los ahorradores para ponerlos a disposición de los inversores o de los consumidores manteniendo un volumen mínimo de reservas para hacer frente a los reintegros. De esa forma alimentaban constantemente la economía productiva con la financiación más o menos necesaria. Hoy día, los dedican preferentemente a comprar "papel", es decir, a comprar y vender activos financieros (títulos de todo tipo, contratos de cualquier naturaleza, seguros, reaseguros...) en lugar de dedicarlos sobre todo a hacer que la economía real funcione más y mejor. Y, además, las reservas de garantía se han reducido al mínimo e incluso han desaparecido en muchos casos. Lo hacen porque es muy rentable.
Lo dice Juan Torres López, en un artículo publicado por ATTAC.
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